domingo, 31 de enero de 2010

Lancelot Du Lac, el Caballero del Lago


maldigo el día
en cúal fuiste hayada
me maldigo amí mismo
por tomarte
y maldigo el día
en que descubrí que no pertenecía a este mundo

pero ese día también conocí
a la mujer de mis sueños
pero par ami desgracia
yo no era nadie
y temí que no se fijara en mí,
pero no lo hizo y vi en ella
algo que me hizo estremecer
pues descubré que ella era igual que yo

cada vez que tomaba
aquella maldita armadura de plata
algo en mí estallaba
con sed de sangre implacable
aunque al fin logre redimirlo
yo ya no volví a ser el mismo
algo en mi cambió para siempre

a Arturo decidí servir
pero al hacer aquello
un caro error cometí
me vi obligado a huir
junto con ella,
con la desgracia siguiéndonos
a cada paso

descubrí demasiado tarde
que la espada se adueñaba
de mis actos cada vez que la empuñaba
y si se adueñaba del todo
mi alma pertenecería a Morgana

deje que pasara
para ver que el destino no siempre es cierto
pero cada vez me veía más tentado
de ir a su lado, de obedecerla.
pero decidí volver junto a Arturo
y le pedí un perdón
que el me concedió
a cambio de que yo me marchara
y nunca más pisara Camelot
y así hici no sin antes
acabar con Morgana
y sus sicarios

pero el corazón me duele aún
por haver dejado allí
a mi amada aún sabiendo
que lo nuestro era imposible
pues ella odiaba el ser
en el que me habia convertido
pues ella no amaba a Lancelot
si no a lo que antaño fui
pero que desapareció ahogado
por lo que en verdad soy

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